León. Casa Roldán, en Plaza de Santo Domingo. |
Este bonito edificio, recien construido en pleno centro de León, era muy del agrado de los fotógrafos. Pero, en esta ocasión vamos a fijarnos en detalles que normalmente pueden pasar inadvertidos. Por ejemplo, el exceso de cables y postes en medio de la plaza. Pero, no sólo eso. En el lado derecho de la fotografía hay algo que no parece acorde con un entorno tan urbano, mas propio de las afueras de la ciudad.
Nos referimos a una chimenea, que nos indica la presencia de una instalación industrial en lo que ahora es pleno centro de León, pero que en aquellos años todavía era el principio del Ensanche. Pensemos en una ciudad que hasta hacía muy poco estaba limitada por el recinto amurallado del Casco Antiguo.
León. Fuente de San Marcelo. Postal. |
Los que hemos nacido ya en la segunda mitad del siglo XX no hemos conocido una ciudad sin agua corriente, en la que las aguadoras tenían que ir cada día hasta las fuentes a por el preciado líquido. Mucho menos, podemos pensar en una ciudad sin electricidad. Pero... no cabe duda que en algún momento se tuvo que producir la llegada de ese tremendo avance tecnológico, que supuso el tránsito de la iluminación medieval a la del futuro.
"Don Bernardo Llamazares, Gerente de la
Sociedad Electricista de León, (…) a V.E. respetuosamente expone:
Que siendo esta Sociedad concesionaria del alumbrado publico de esta
Ciudad, por medio de la luz eléctrica y estipulándose en la
escritura otorgada (…) que esa corporación facilitará el solar
donde ha de construirse el edificio-fábrica; a fin de dar
cumplimiento a este particular, ruego a ese Excmo. Ayuntamiento, se
sirva acordar se le deslinde y se me ponga en posesión de él".
Escrito elevado al Ayto. de León en
1888. Del libro “La ciudad de León en el siglo XIX:
Transformaciones...”. Raquel Arce Bayón.
Como acabamos de ver en el plano anterior, el solar que se habilitó para la instalación de la fábrica de luz es actualmente el emplazamiento del Teatro Emperador. En esta foto podemos verlo mucho después, en el tiempo intermedio cuando ya se había derribado la Fábrica de Luz, pero aún no se había construido el Teatro. Eso nos hace suponer que esta imagen es de finales de la década de los años cuarenta. La forma triangular del solar (en el centro de la foto) es inconfundible.
Huerta del Hospicio y chimenea de la Fábrica de La Luz. |
Hay muy poco material gráfico de la Fábrica. Aquí podemos ver una foto obtenida desde la huerta del Hospicio (lo que ahora es la Biblioteca Provincial y el Instituto Leonés de Cultura). La chimenea de la Fábrica de Luz ya está en su emplazamiento, en el solar triangular (como hemos dicho, el solar del actual Teatro Emperador). La chimenea era imprescindible porque los generadores de la Fábrica se accionaban por medio de motores de vapor, similares a los de las locomotoras. Era, propiamente, una central térmica. Al fondo se puede ver la casa Roldán y la torre de San Marcelo. A la derecha de esa torre se ve una figura con adornos.
Puerta de La Reina. |
Esa figura es la Puerta de la Reina, que estaba en la calle del mismo nombre, calle que separa la Biblioteca y el Teatro Emperador. En esta foto, si la cámara se desviase un poco hacia la izquierda, se vería la chimenea en ese lado.
Surtidor en la confluencia de las calles
Santa Nonia e Independencia.
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Cómo hemos dicho antes, existen muy pocas fotografías de la Fábrica. En la parte que hoy ocupa la fachada del Teatro, frente al hotel Conde Luna, en los primeros años del siglo XX hubo un surtidor de gasolina. La cerca de obra que se puede ver a la derecha pertenecía a la Fábrica.
Avda. Independencia. Al fondo, Santo Domingo. |
Vemos esa misma cerca en esta otra fotografía, tomada en la Avda. Independencia, enfocando hacía Santo Domingo. Las casas que se pueden ver al fondo a la derecha forman parte del antiguo Hospital de la Plaza de Santo Domingo. En la parte izquierda se ve la cerca y dependencias de la Fábrica. Esa zona corresponde a lo que hoy dia son las taquillas y carteleras del Teatro Emperador, que dan hacía el Gobierno Militar y el Hotel Conde Luna.
Plaza Santo Domingo. |
En los primeros tiempos, la ciudad se llenó de cables y postes, sin control ni sentido de la estética ni la seguridad. Al principio los sistemas de aislamiento eran muy deficientes. Cuenta en sus memorias José Eguiagaray: "Tenían los tales cables unos forros de protección, que con la acción de la intemperie, se fueron pudriendo, y en la mayor parte de las calles de la ciudad, pendían aquellos trozos de forro, de los cables, como negros y ominosos pingajos antiestéticos".
Cuenta el mismo autor que al anochecer, en la Fábrica se accionaba un silbato que se oía en toda la ciudad, y que anunciaba la puesta en marcha de los generadores, que por supuesto sólo funcionaban por la noche. Por entonces no se pensaba en otra utilización que la del alumbrado. Al poco de oirse el pitido del silbato, las lámparas del (entonces escaso) alumbrado público se iban poco a poco encendiendo. Aquel momento, mágico para los habitantes de aquel León que nunca habia visto la electricidad, era llamado por las buenas gentes "el momento de venir las brujas".
Los años pasaron, y otros sistemas de producción eléctrica se fueron implantando lejos de las ciudades, una vez que fue posible transportar la electricidad a grandes distancias. Dentro de la capital, se crearon otras instalaciones similares a esta (los mas viejos recordarán la de la zona de San Mamés) pero también fueron desapareciendo.
Cuando llegó la Guerra Civil, la fábrica ya no funcionaba, pero no se terminó de desmantelar hasta el final de la década de los cuarenta. La zona, después de la construcción del Teatro y la demolición del Hospicio, es difícil de reconocer.
Los años pasaron, y otros sistemas de producción eléctrica se fueron implantando lejos de las ciudades, una vez que fue posible transportar la electricidad a grandes distancias. Dentro de la capital, se crearon otras instalaciones similares a esta (los mas viejos recordarán la de la zona de San Mamés) pero también fueron desapareciendo.
Cuando llegó la Guerra Civil, la fábrica ya no funcionaba, pero no se terminó de desmantelar hasta el final de la década de los cuarenta. La zona, después de la construcción del Teatro y la demolición del Hospicio, es difícil de reconocer.
Jajaja, qué ilusión verme citada :-)
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